El qué, el cómo y el porqué
El concepto Pegging (también llamado BOB o bend over boyfriend) se refiere a cambiar los roles en la pareja, siendo él penetrado por su chica mientras utiliza un strap-on o arnés con dildo incorporado.
Una parte de la excitación que provoca esta práctica, cada vez más extendida, es el hecho de ceder el rol tradicional de género en la pareja hetero.
No es el hombre el que da, sino que se permite recibir y la mujer experimenta el placer de administrar placer a su pareja en toda su intensidad, llevando ella las riendas de la situación.
Desde siempre es sabido que la estimulación del ano, debido a la cantidad de terminaciones nerviosas presentes en esa zona, es muy placentera en sí misma.
Si además permitimos el juego, la penetración y la aventura de la búsqueda del llamado punto P (en la zona de la próstata) puede acercar la sexualidad masculina a los niveles de disfrute y satisfacción muy altos.
¿Por qué una mujer querría hacer Pegging?
Puede que la primera imagen que se nos aparezca en la mente es la de la mujer que quiere dominar a su pareja.
Pero lo cierto es que los tiempos han cambiado, y la mayoría de las mujeres que practican y aman el pegging es porque saben lo que de placentero puede tener el sexo anal.
¿Por qué un hombre querría que le practicaran Pegging?
Por supuesto, también por representar aquellas fantasías, en este caso, de sumisión. Pero, ante todo, porque los hombres conocen los beneficios, en términos de salud y placer, que tiene el masaje de próstata.
Y si esos intensísimos placeres los obtienen directamente del coito con sus parejas, no solo crecerá la complicidad, sino que el gozo se quintuplicará. Y es que la relajación en el sexo anal es fundamental, por lo que no estaría mal complementarlo con el uso de un buen lubricante anal.